Más de la mitad de los robos en viviendas en Bizkaia se producen a través de la puerta, mediante palanca o ganzúa; el resto son por el método del escalo, trepando por fachadas o andamios. Hasta ahora, lo habitual era que los delincuentes reventaran la cerradura para entrar. Sin embargo, en los últimos meses se ha detectado un aumento en los asaltos sin violencia. La Ertzaintza investiga a una banda especializada en robar en pisos sin violentar las cerraduras. Al parecer, estos delincuentes, que actúan en pequeños grupos de tres o cuatro, son expertos en ganzuar un tipo de cerradura, denominado de borjas, que se instaló de forma masiva en las viviendas hace unos años. «Todas las cerraduras son vulnerables», explica un cerrajero. Las puertas más modernas utilizan llaves de puntos.
El sistema es sencillo: mediante una llave ‘maestra’, que tiene una sola paleta, y un alambre, consiguen alinear los pestillos y abrir la puerta, incluso si se han dado varias vueltas a la llave y hasta si están puestas. Estos ladrones acuden a los barrios en los que presumen puede estar colocada esta cerradura y, mediante un pequeño barrido -llaman a la casa con alguna excusa, preguntan por alguien u ofrecen algún artículo a la venta-, eligen los pisos de sus siguientes golpes. En los últimos meses se han desvalijado decenas de casas mediante este original ‘modus operandi’ en el Gran Bilbao. Unos han ido formando a otros y «se ha extendido el conocimiento de la ganzúa para estos robos», detallan fuentes cercanas a la investigación.
En la capital vizcaína han llegado a detener a algunos de estos cacos, de origen georgiano y entre 25 y 30 años, que, tras ser puestos en libertad, desaparecen de la ciudad. Hace dos semanas, la Ertzaintza arrestó in fraganti en Vitoria a seis individuos que se dedicaban precisamente a esta modalidad; robaban en viviendas sin violentar la cerradura.
A lo largo de los últimos meses, el número de asaltos en viviendas ha aumentado en otras localidades de la Margen Izquierda o Derecha, como Getxo o Leioa, cuyo alcalde acaba de sacar un bando en el que alerta a los vecinos para que adopten medidas de precaución ante una oleada de robos. Cuando la Policía les pisa los talones en un entorno, se desplazan a otro. También se les ha detectado en Cantabria y Burgos.
Poner un cerrojo
«Hasta hace unos meses que entró esta gente y se hicieron con la ganzúa, era la mejor cerradura que había por su gran resistencia a la hora de forzarla, y por eso es también la más colocada», argumenta José Antonio, de la cerrajería Wilma de Bilbao. «Hemos tenido 50 o 60 de estas intervenciones en los últimos meses», reconoce el cerrajero. Cuando se registra uno de estos robos, las víctimas suelen acudir con rapidez en busca de sus servicios para que les den una solución. «Mi recomendación es dejar la que hay, con tres puntos de anclaje o cinco,y poner una segunda cerradura, un cerrojo, que es lo más sencillo y barato, entre 140 y 170 euros». Cambiar el bombillo en una cerradura de borjas no resolvería el problema. Otra opción, aunque bastante más cara, pasa por sustituir la puerta.
Las células que integran estos delincuentes funcionan con muy poca infraestructura, un coche para desplazarse y unos guantes -les sirven unos calcetines- para no dejar huellas en la casa. Se han reciclado de otro tipo de delitos, hurtos en supermercados, por ejemplo. En primer lugar, se dirigen al dormitorio principal, donde las familias suelen guardar los objetos de valor, sobres con dinero o joyas. También les interesan los aparatos electrónicos ligeros, como ordenadores portátiles o teléfonos móviles, aunque hay casos en que sustraen hasta televisores o comida.
Este tipo de delincuentes pasan desapercibidos cuando entran en un portal y evitan el enfrentamiento con los moradores de las viviendas, eligen una hora del día, a primera hora de la mañana, o una época del año, vacaciones o fines de semana, para entrar a robar precisamente porque las viviendas están vacías. En un caso, la propietaria de la vivienda, que se encontraba enferma y estaba metida en la cama, escuchó ruidos y al levantarse se topó con un ladrón en el salón. Al verla, salió huyendo.